16 noviembre 2013

Faedo de Ciñera, Viejo Camino de Santiago, Geras de Gordón y las primeras nieves.

Siempre me habían dicho que la presencia del arco iris era el símbolo de una promesa que nos hizo Dios para que no se repitiera ningún diluvio, pero confieso que yo el lunes pasado tuve mis dudas.

Fue con ocasión del marcaje de una ruta del Viejo Camino de Santiago por la montaña de León. Pensábamos marcar desde la ermita de S. Feliz de Villalfeide hasta la Vid de Gordón y yo que había divisado desde el coche un magnífico arco iris, salí apresuradamente dispuesto a fotografiarlo.

Villar del Puerto y Faedo

La fuerte ventisca del exterior y el aguacero casi me transportan directamente al Pico Polvoreda invisible en ese momento debido a los negros nubarrones que lo cubrían. No obstante a nosotros, ruteros curtidos en mil expediciones no nos amedrentó y capeando como pudimos el temporal nos dirigimos caminando al vecino pueblo de Vegacervera.

Ni que decir tiene que no se me ocurrió fotografiar el puente que hay junto a la ermita, ni a continuación el de Vegacervera, porque después de caminar los dos kilómetros que separan ambas localidades sólo tuvimos ganas de llamar por teléfono a Pilar que se había quedado en el coche para que pasara a recogernos y… ¿fin de la ruta?

Bueno, al final decidimos volver otro día para marcarla, pero también pensamos que podríamos regresar a León por la carretera de Coladilla a la Vid que estaba más resguardada por las montañas que la que habíamos transitado antes.

Camino a Coladilla

Nos pusimos manos a la obra, es decir al volante y nuestra siguiente parada fue en Coladilla para tomar un café y entrar en calor, pero a aquella hora los bares permanecían aún cerrados a cal y canto.

Oímos entonces la bocina de la furgoneta del panadero que efectuó una parada junto a la Iglesia y luego al no obtener respuesta hizo otra en la plaza junto a nosotros, pero nadie acudió. ¡Con la que está cayendo!

Decidimos continuar sin el cafelito hasta nuestra siguiente parada en Villar del Puerto. Aquí la lluvia no era tan intensa aunque podéis observar en algunas fotos unos circulitos brillantes, que nos son orbes mágicos sino motitas de agua nieve que arrastradas por el viento en todas direcciones me hacían del todo imposible proteger la cámara.

Villar del Puerto y Faedo

Por el camino que desde la Iglesia del pueblo conduce al cementerio nos dirigimos al Faedo de Ciñera y así nos atrevimos a dar comienzo a la aventura.

¿Qué puedo deciros del Faedo de Ciñera que no haya dicho ya?  Rosi y yo lo hemos  visitado en todas las estaciones del año que podéis ver pinchando aquí   

He llevado a mis amigos cuando vienen a visitarme a León o simplemente para relajar la mente y agudizar los sentidos, pues se le llama también el “bosque encantado”  Me faltaba la visita con lluvia que ahora íbamos a realizar ahora.

Villar del Puerto y Faedo

El asunto tenía su dificultad, pues bajando desde Villar del Puerto como en su día lo hicieron los hombres que trabajaban en las minas, por la hoz de rocas resbaladizas, con las “marmitas de gigantes” al fondo dispuestas a tragarnos, tiene su peligro para unos “urbanitas” como nosotros, que con voluntad de hierro y espíritu a lo Indiana Jones  logramos alcanzar los puentes de madera del final del embudo en que nos habíamos metido.

Como faedo viene de Fagus=haya y Edo=Etum=abundancia pues al haber muchas hayas te da la sensación de caminar bajo un paraguas con una multitud de colores marrones que te protegen de la lluvia sobre una alfombra de hojas húmedas y hayucos.

Faedo de Ciñera

Nos fotografiamos para cumplir con el ritual, junto a Fagus el haya que en 2008 cumplió sus 500 años. Si hablara ¡Cuántas historias podría contarme! Un año antes, en 2007 se le había concedido el premio al bosque más cuidado de España. Fagus es un árbol de leyenda, una leyenda viva que acompaña a otra leyenda, la de la bruja Haeda.

Porque caminando por este bosque, inspirada por su naturaleza feraz, Josefina Diez quiso contarnos un cuento:

…Érase que se era, cuando los hombres vivían al aire libre refugiándose por la noche en las cuevas del contorno, había también una bruja llamada Haeda. Como toda bruja que se precie, tenía poderes mágicos, aunque ¡eso sí! Debían de utilizarse para hacer maldades

Faedo de Ciñera

La gente vivía en una cueva junto a las hoces, pero como había nevado mucho, casi no podía protegerse del frío.
A la brujita, que le gustaba mucho oír el canturreo de las voces infantiles jugando por el bosque, se le ocurrió utilizar sus poderes para prender fuego a un montón de piedras negras que había entre las rocas y el rescoldo calentó a la gente toda la noche. Al día siguiente continuó nevando y Haeda sobre la ceniza del día anterior volvió a hacer magia, pero como era para una buena causa se sentía cada vez más débil.
Un día, al lavarse en el arroyo que atravesaba el Faedo se vio reflejada en el agua. Estaba muy envejecida.
Tenía que hacer algo, y pronto. Con sus últimas fuerzas convirtió la mayor parte de las rocas en piedras negras que con el tiempo la gente llamaría carbón y marchó a morir junto al árbol llamado Fagus que custodiaría su reposo para siempre.

¡Dios, que ganas tengo de traer aquí a mis nietos para contarles este cuento!

 Leyendas a parte hay  de agradecer la participación del AMPA CP Miguel Arcángel de Ciñera y de la Asociación ADELFA que desde el 2 de Enero de 2003, viene luchando por la conservación de este paraíso natural, así como a todas las personas anónimas que luchan para que podamos seguir disfrutándolo. A todos: ¡Muchísimas gracias!

Por la vereda de la montaña, sin entrar esta vez en Ciñera continuamos hasta la Vid de Gordón. Como había estado recientemente visitando esa localidad le conté a mis compañeros la historia del culebre y la de la Torre del Castro. Podéis ver la entrada del blog pinchando aquí  http://rsas0010.blogspot.com.es/2013_11_01_archive.html

Y como ya habíamos resistido bastante frío, decidimos y sin poder beneficiarnos de la magia de Haeda, pues está prohibido hacer fuego, decidimos aprovechar las jornadas gastronómicas y acercarnos hasta Geras, para degustar un cocido gordonés.

Geras es conocido en el mundo entero por sus embutidos, calderetas y como no, también por su cocido que hacen de esta localidad un referente gastronómico.
 Llama nuestra atención la Hermita del Santo Cristo, bien cuidada, vigilando la entrada del pueblo que visité recientemente para despedir a Laudelino.

Si miramos detenidamente a nuestro alrededor, distinguiremos 10 cruces una en lo alto de cada picacho montañoso que rodea el pueblo, están ahí para protegerlo de las fuertes tormentas que se producen por estos lugares. Dicen que un año que no se reparó una que estaba muy deteriorada, un fuerte pedrisco arrasó totalmente el espacio a proteger por ella.

Nieve en Geras, 2013

Mientras degustábamos el cocido yo comenté a mis compañeros que recientemente leí un articulo sobre la historia de este hermoso lugar. La revista tenia el curioso nombre de “la Bigarda” que todos los niños leoneses hemos jugado de pequeños  Vosotros también podéis leerlo pinchando aquí.

Nieve en Geras, 2013

Terminamos así una agradable jornada. En la que para que no faltase nada, pude fotografiar, al salir del restaurante ¡la primera nevada de temporada! 
Texto y fotos de Rafael Cid

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