21 abril 2015

11ª S. Froilán, milagros y calaveras en el Viejo Camino de Santiago

11ª Historias y Leyendas del Viejo Camino de Santiago en la provincia de León. Los peregrinos del Viejo Camino encontramos a San Froilán y, junto al río Torío, las calaveras de Mataplana.

           
Los peregrinos seguimos “Por la Mata de la Bérbula y Peña Morquera...” (Peña Morquera, cuyo nombre alude a montones de piedras formados en honor del dios romano Mercurio, monumento pagano, enclavado en importantes cruces de caminos junto a antiguos castros que después con la cristianización, los peregrinos depositaban la piedra junto a una cruz, como hoy en día se hace en la Cruz de Ferro.)

"... y llegamos a Valcésar” y aquí nos quedamos observando la belleza del entorno, recordando la extraordinaria historia de San Froilán, santo anacoreta, fundador de monasterios, obispo de León, patrono de Lugo y de la diócesis leonesa.

Ermita S. Froilán en Valdorria
Foto de Rafael Cid: Ermita S. Froilán en Valdorria

Tenemos la suerte de conocer su vida gracias a la biografía que hace de él su discípulo, Juan Diácono en el año 920. Se trata de un opúsculo recogido en la Biblia visigótica de la catedral de León, escrito en los espacios en blanco existentes entre los folios al final del Libro de Job y en el comienzo del Libro de Tobías. Así sabemos que Froilán nace el Lugo e inicia los estudios eclesiásticos, pero pronto se retiró a hacer vida eremítica al Bierzo, donde se encontraba lo que llegó a llamarse “La Tebaida Berciana” por la gran afluencia de ermitaños que vivían allí. Luego se establece en Ruitelán, cerca de Vega de Valcárcel, donde hoy hay una ermita en su honor.

Froilán tenía el don de la palabra, explicaba la vida de los santos y las gentes acudían a oírle entusiasmadas, así que dejó su vida de anacoreta y empezó a predicar por las villas del reino cristiano. Se dice que por La Virgen del Camino, León, Villanueva del Carnero, Eslonza, Sahagún, Valderas, algunos puntos de Cantabria... según recoge la tradición. Froilán era un dinamizador,  en aquellos tiempos de reconquista que le tocó vivir, pero no era sacerdote, así que tuvo que pasar la prueba de fuego para poder predicar con autoridad: “Tomó en sus manos unos carbones encendidos, los puso sobre sus labios, si le quemaban la boca, era la voluntad de Dios que no se dedicara a la Palabra Divina”. No se quemó.

Cerca del valle del Curueño se encontró con Atilano de Tarazona, que procedía de Aragón y se hacen amigos. Juntos se establecen en el “Monte Cucurrino”, que actualmente es conocido como “Peña de San Froilán” en Valdorria. Se complementan muy bien, porque aunque Froilán tiene el don de la palabra no está ordenado sacerdote y Atilano sí lo está, de manera que en Veseo, en este lugar en el que ahora estamos, protegen a multitudes que proceden de lugares amenazados por las guerras entre moros y cristianos y atraen también a bravos montañeses que están dispuestos a repoblar las recientes tierras conquistadas. En este valle protegido por un circo de montañas como murallas, fundan el primer monasterio con más de 200 monjes y posteriormente se ubicarán nuevos monasterios.

En una ocasión cuando hacía oración en Valdorria se produjo otro milagro: Vio venir volando dos palomas a picotear su boca, una le quemaba como el fuego y la otra le llenaba de suavidad el alma. Esta escena de las palomas quedó inmortalizada en el retablo de la catedral de León.

S. Froilán, retablo catedral de León
Foto de Rafael Cid:El milagro de las palomas, S. Froilán, retablo catedral de León

El milagro más conocido es el que tiene lugar cuando construyendo su primera ermita, ayudado por un borrico que pujaba las piedras a lo alto de la peña, se lo devora un lobo, S. Froilán monta en cólera reprendiendo duramente al hambriento animal y este avergonzado acepta las alforjas a su espalda y ayuda al Santo a terminar la iglesia.

El rey Alfonso III el Magno le pide que emprenda su tarea repobladora en las tierras recién conquistadas en Zamora y allí funda el Monasterio de Tábara, dúplice, es decir, que alojaba a monjes y monjas, aunque hacían vida separada. Froilán fue el abad, y Atilano el prior, Magio hizo famoso el scriptorium. Después funda otro monasterio dúplice en Moreruela, con 600 monjes.

El rey le llama esta vez para que sea obispo de León, pues el pueblo le reclama para la sede vacante. Él no quiere: “alegando que tenía hijos, y que no pasaba de ser un falso monje” Finalmente, es ordenado sacerdote y nombrado obispo de Léon, Atilano obispo de la recientemente reconquistada ciudad de Zamora y ambos continúan su apostolado en las nuevas tareas.

Froilán muere en el 905 y el rey le cede el enterramiento que para él mismo tenía dispuesto en la antigua catedral de León. Luego su cuerpo fue trasladado a Valcésar, a sus monasterios de Veseo, por temor a Almanzor, que efectivamente arrasó León. Allí subían los peregrinos a socorrerse en sus milagrosas reliquias hasta que el monasterio de Moreruela se lo apropió. Tras muchas pendencias las autoridades eclesiásticas ordenaron repartir las reliquias en 1181, entre León y Moreruela. Hoy en día, tras la ruina de Moreruela, puede honrársele en la arqueta de plata en el altar mayor de la catedral de León. La catedral guarda su memoria en el retablo, obra de Nicolás Francés de mediados del siglo XV. A pesar de que una parte importante de los tableros se desmontaron para simplificarlo según el gusto de la época, conservamos valiosas tablas, como el citado milagro de las palomas y su entrevista con el rey Alfonso III.

La fachada sur del templo catedralicio, mirando al palacio episcopal, está dedicada  a S. Froilán que se yergue sobre el hastial. Muestra en su pórtico escenas de la vida del santo y su muerte y en el registro inferior el traslado de sus reliquias desde el monasterio zamorano a la catedral legionense.

Ahora en el valle de Veseo no queda nada de tanta actividad. El Abad Gundisalvo, del monasterio de S. Julián que S. Froilán fundó en Veseo, le escribió una extensa carta explicándole la peregrinación a Santiago de la hermana del Rey Alfonso III, Leodegundia y de su esposo García, rey de Pamplona. En este documento que nosotros estudiamos para seguir la ruta del Viejo Camino de Santiago, se cita expresamente Ruitelán: “al pasar por Ruitelán vimos la ermita que Vos hiciera de joven, que cuidan y visitan” lo que confirma lo que algunos historiadores no dan aún por cierto.

Puente del Torío, S. Féliz de Villalfeide
Foto de Rafael Cid: Puente romano sobre el Torío, S. Feliz de Villalfeide

Seguimos nuestra ruta leyendo: 
“bajamos por Correcillas... anduvimos más y junto al puente de S. Feliz visitamos el monacato de Mataplana”

Aquí al lado está el conocido como puente viejo o puente romano. En los documentos antiguos aparece como puente de San Feliz, la referencia documental más importante es del siglo XIV en el “Libro de la Montería” de Alfonso XI, citado como el puente de Sanct Heltz”

Así hicimos y al llegar al casi arruinado puente romano sobre el río Torío contemplamos la ermita de S. Félix de Villalfeide, que es lo único que queda del citado Monacato.

Aún conserva elementos de época medieval aunque ha sufrido muchas modificaciones. Hay gran cantidad de marcas de canteros. Tiene una inscripción conmemorativa de una restauración de la iglesia, ya en el año 1216. Una vez en su interior contemplamos la pila de agua bendita, la bautismal y el retablo barroco, rodeado de unas pinturas al fresco muy deterioradas por la humedad.

Sorprenden las cabezas humanas que adornan los capiteles adosados a los muros laterales junto al retablo. El del capitel norte se tapa un ojo con la mano, otras dos cabezas llevan velos y la de la derecha cuernos. Pero lo más impresionante son las calaveras que como vigilantes desde la noche de los tiempos nos observan empotradas en la pared del lado norte del crucero.

Calaveras, ermita S. Féliz de Villalfeide
Foto de Rafael Cid: Calaveras, ermita S. Feliz de Villalfeide del desaparecido monasterio de Mataplana.

¡Calaveras vigilándonos, caras expresivas que intentan atraer nuestra atención y símbolos de canteros! ¿Qué mensaje están intentando transmitirnos? Recordé que el ojo único es el símbolo de la Conciencia Divina o como se dice ahora Consciencia Cósmica, también el ojo de Orus o el símbolo del Gran Arquitecto. El ojo representa la mente omnisciente de Dios, pero también simboliza al hombre que busca a la divinidad o la sabiduría.

¡Cuántas cosas para un sólo día! Decidimos descansar y refrescar nuestros acalorados pies en el río Torío y ver saltar las juguetonas truchas junto al puente. ¡Qué delicia!


11 S. Froilán

Os dejo aquí una foto de San Froilán, que hizo nuestro amigo de Rodanillo, David González Hernández, de un cuadro que se encuentra en Astorga y que cortésmente nos ha enviado:



Consultad para saber más:

Sobre San Froilán 


S. Froilán y Moreruela
Sobre Nicolás Francés y el retablo de la catedral de León 



Para conocer más Historias y leyendas del Viejo Camino de Santiago en la provincia de León:

 
10 Dama Arintero
 Podéis leerlo más cómodamente pinchando aquí.

9 Valdepiélago





8 Porma y Curueño



Ved el artículo séptimo, Boñar: turismo termal desde la antigüedad

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Texto y fotos de  Rosa Fadón y Rafael Cid 


1 comentario:

luis C. dijo...

Decididamente ya no me sorprende la cantidad de historias y datos que relatais semana tras semana. Pero sigo sin respuesta a la pregunta planteada semanas atrás, de donde se sacan tantos datos.